Curiosidades de la historia del Museo del Prado

El Real Museo de Pintura y Escultura abrió sus puertas hace ahora doscientos años, con tan solo 311 obras en su haber, todas ellas de pintores de origen español. En 1819 se inauguró en el edificio Villanueva y se abría solo dos días por semana siendo su fundadora la reina María Isabel de Braganza. Hoy el Museo del Prado se considera la primera institución cultural española en fama e importancia, la cual atrae casi tres millones de visitantes al año.

El Prado es una ventana a épocas gloriosas y a épocas de miseria y pobreza, a etapas luminosas de la Historia y a etapas más oscuras. Personajes célebres y otros menos conocidos o anónimos. Cabe señalar los retratos ecuestres de Baltasar Carlos, el retrato de cuando era niño el Infante Francisco de Paula Antonio de Borbón, el de María Cristina de Borbón, el de Carlos VII, rey de Nápoles o el de la Infanta Isabel de Borbón y Sajonia recién nacida … Todos ellos aluden al peso que ha tenido la monarquía en la Historia de España.

El Prado obtuvo su denominación de museo nacional tras la Revolución de la Gloriosa. Por aquellas fechas el Museo de la Trinidad se integró en el Prado con obras de Berruguete, Vicente Carducho o Maíno y el Greco.

Hoy por hoy custodia obras de los grandes maestros del siglo XVI y XVII, lo cual le posiciona entre las primeras pinacotecas del mundo, con nombres como el de Tiziano, El Bosco, El Greco, Tintoretto, Durero, Rubens, Ribera o Murillo y sin olvidar la importancia indiscutible de los cuadros de Goya y Velázquez, con la familia de Carlos IV y las Meninas como sus principales obras de referencia mundial.

Sus diferentes salas serán lugar de inspiración para pintores nacionales como Fortuny, Sorolla, Picasso e internacionales como Manet, Renoir, Durant o Chase.

En 1902 empiezan sus exposiciones temporales con la primera de ellas dedicada al Greco. La República favorece el proteccionismo de la institución pues la Constitución de 1831 dice en su artículo 45 que “toda la riqueza artística del país, sea quien fuere su dueño, constituye el Tesoro Cultural de la Nación y estará bajo la salvaguarda del Estado”. Este Tesoro se pensó que estaba seriamente amenazado durante la Guerra Civil española por lo que se produjo por miedo a que se produjese algún bombardeo sobre el edificio del Prado a la evacuación de las obras del Museo y el periplo de las mismas transportadas en camiones hasta cruzar la frontera rumbo a Ginebra. El esfuerzo de todos los trabajadores del museo hizo posible que las obras regresasen a su hogar, muchas de ellas con serios desperfectos como los Fusilamientos del 3 de Mayo, cuestionando la necesidad real del traslado. En 1939 las obras del Museo se habían expuesto en Ginebra en el Museo de Arte e Historia.

Ya en la época de Franco se dedican los esfuerzos a ampliar el patrimonio artístico con nuevas adquisiciones del Greco, Rubens, Goya, Tintoretto o el Bosco. Habrá quien emplee obras del museo como instrumento de crítica contra la dictadura.

Sean los fines para los que se emplee el arte, el Prado nunca deja de ser una referencia no solo para intelectuales sino para pintores modernos como Richard Hamilton que retrata en 2010 Las Meninas de Picasso en una simbiosis del arte más antiguo y más moderno. Hoy en día es el lugar perfecto de encuentro con la sociedad madrileña y gente cosmopolita que visita la capital de España, llegando a casi a tres millones de visitas anuales. El Museo conserva el legado no solo de sus paredes sino también de las murallas de la villa de Madrid ahora desaparecidas y se amplía con el Claustro de los Jerónimos. La reforma del Salón de Reinos del antiguo Palacio del Buen Retiro es el próximo reto de ampliación de un Museo que sigue en constante cambio e innovación a pesar de su antigüedad y del pequeño incendio que sufrió en 1878.